La finalidad fundamental de los miembros de las órdenes y congregaciones es exceptuar su propia alma y ser ejemplo salvífico para toda la sociedad con su pobreza, castidad y obediencia, vividas conforme al carisma específico de la constitución de cada orden o congregación.
Catolicidad: con el significado de universal la Iglesia es católica en cuanto investigación anunciar la Buena Nueva y tomar en su seno a todos los seres humanos, de todo tiempo y en todo sitio, que acepten su doctrina y reciban el bautismo; dondequiera que se encuentre singular de sus miembros, allí está presente la Iglesia católica.
Designa a las asambleas del pueblo, que mayoritariamente tenían un carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo preferido en la presencia de Alá, sobre todo cuando se proxenetismo de la asamblea del Sinaí, en donde el pueblo de Israel recibió la clase y fue constituido por Alá como su pueblo santo.
La contribución de los Estados al sostenimiento crematístico de la Iglesia católica es diferente en cada caso. En algunos países como España, Italia, Portugal o Hungría el Estado no financia directamente las actividades religiosas de la Iglesia, sino que los ciudadanos pueden nominar detraer un porcentaje de sus impuestos para esta causa.
La doctrina de la Iglesia se resume en la imitación de Jesucristo. Esta imitación se expresa en buenas obras, en abnegación, en inclinación a los que sufren, y especialmente en la práctica de los tres consejos evangélicos de perfección: pobreza voluntaria, castidad, y obediencia. El ideal que la Iglesia nos propone es un ideal divino. Las sectas que se han separado de la Iglesia han descuidado o rechazado una parte de la enseñanza de la Iglesia a este respecto. Los reformadores del siglo XVI llegaron hasta a desmentir del todo el valencia de las buenas obras. Aunque la decanoía de sus seguidores han desaseado esta doctrina anticristiana, hasta ahora los protestantes consideran una demencia la autorrenuncia (el “niégate a ti mismo”) del estado religioso. Incluso el mundo fuera de la Iglesia reconoce la santidad de su culto. En la solemne renovación del Sacrificio del Calvario reside un misterioso poder, que todos se ven forzados a inspeccionar.
La historia de la Iglesia Anglicana presenta las mismas características. No hay sino una institución capaz de resistir las presiones de los poderes seculares---la Sede de Pedro, que se estableció en la Iglesia con esta finalidad por Cristo, para que pudiera proporcionar un principio de estabilidad y seguridad a todas sus partes. El Papado está por encima de todas las nacionalidades. No es el servidor de ningún Estado en particular; y de ahí que tenga fortaleza para resistir a las fuerzas que querrían subordinar la religión de Cristo a fines seculares. Sólo las Iglesias que han mantenido su unión con la Sede de Pedro han conservado su vitalidad. Las ramas que se han desgajado de ese tronco se han marchitado.
Este sería el caso de la Capilla Rocosa de la Santa Cruz, que se encuentra situada en la zona estadounidense de Arizona y que tiene como principal seña de identidad el hecho de que está enclavada dentro de una montaña.
La iglesia en tanto templo es un edificio dedicado a la reunión de la comunidad religiosa en culto conocido.
Incluso los enemigos de la Iglesia se dan cuenta de la santidad de la Culto. Ciertamente, los frutos de santidad no se encuentran en las vidas de todos los hijos de la Iglesia. La voluntad del hombre es desenvuelto, y aunque Todopoderoso dé la Chispa, muchos de los que se han unido a la Iglesia por el bautismo hacen poco uso del don. Pero en todas las épocas de la historia eclesiástica ha habido muchos que han ascendido a las sublimes cumbres de la abnegación, del inclinación al hombre y del bienquerencia a Alá. Sólo en la Iglesia Católica se encuentra esta especie de carácter que reconocemos en los santos---en hombres tales como San Francisco Javier, Santo Vicente de Paul y muchos otros. Fuera de la Iglesia los hombres no buscan tal santidad. Encima, los santos y todos los demás miembros de la Iglesia que han pillado algún categoría de piedad, siempre han estado dispuestos a examinar que debían todo lo que Cuadro bueno en ellos a la Humor que concede la Iglesia.
Sin la Iglesia, el cristianismo se hace inofensivo. La Iglesia traduce el cristianismo en un cristianismo real. Sin la Iglesia, el Evangelio sería como cualquier tomo o como una plastilina en donde cada quien modelaría su propio cristianismo, el que quisiera, como más le convenga o le guste, haciendo a un ala aquello que le desagrada y exige.
Otros, sostienen que en la Iglesia católica hay muchas normas y prefieren dejarla. Y hay quienes alegan que ellos prefieren confesarse directo con Todopoderoso, o que tratan de acomodar los Mandamientos de la Iglesia según su conveniencia.
La atribución de examinar a la Iglesia como lo que es presupone ciertas disposiciones morales. Donde hay una arraigada desgana a seguir la voluntad de Jehová, puede sobrevenir ceguera espiritual respecto a las pretensiones de la Iglesia. El prejuicio invencible o la presunción heredada pueden producir el mismo resultado; pero en tales casos la incapacidad de ver se debe, no a la desidia de visibilidad de la Iglesia, sino a la ceguera del individuo. El caso tiene una analogía casi exacta con la evidencia que tienen las pruebas de la existencia de Altísimo. Las pruebas en sí mismas son evidentes, pero pueden fracasar en penetrar en mentes oscurecidas por el prejuicio o la mala voluntad. Desde la época de la Reforma, los autores protestantes o niegan la visibilidad de la Iglesia o la explican de forma que pierda la veterano parte de su significado. Tras indicar brevemente las bases de la doctrina católica, se reseñarán algunas opiniones predominantes entre las autoridades protestantes sobre este asunto.
En el transcurso del siglo XIX, el principio de las Iglesias Nacionales fue vigorosamente defendido por los teólogos de la Suscripción Iglesia Anglicana bajo el nombre de “Teoría de la Rama”. Según esta opinión, cada Iglesia Nacional click site cuando está plenamente constituida bajo su propio episcopado, es independiente del control forastero. Posee plena autoridad respecto a su disciplina interna, y no sólo puede reformarse en lo que respecta a liturgia y usos ceremoniales, sino que puede corregir abusos evidentes en materia de doctrina. Se justifica que haga esto incluso si la medida implica una ruptura de la comunión con el resto de la cristiandad; pues, en este caso, la yerro corresponde no a la Iglesia que emprende la labor de reforma, sino a los que, con este motivo, los rechazan de la comunión.
En Colombia existe otra iglesia que incluso ha conseguido estar considerada como una de las más bellas y singulares del mundo. Se alcahuetería en concreto del notorio Santuario de Las Lajas que tiene como principal característica el hecho de que está enmarcado en pleno Cañón del río Guaítara.